De pequeños, nuestros padres cuidan con mucha atención nuestro bienestar. Lo mismo hicieron esta familia con su único hijo. Los tres vivían juntos hasta que su hijo se casó y formó su propia familia, por lo que se fue de casa. Luego de la muerte de su padre, el hijo decide que lo mejor para su madre es un asilo. El muchacho alegaba que no tenía el tiempo suficiente para atender a su madre como merecía ser atendida. Por lo que decidió llevarla al asilo, pues tendría una mejor atención y estaría más cómoda.
En un principio, su hijo la visitaba diariamente, pero con el paso de los meses, las visitas fueron disminuyendo. El trabajo, su familia, su pareja, su vida social, eran demasiadas cosas para el muchacho. Estas actividades le empezaron a robar el tiempo que dedicaba a su madre, por lo que la visitaba ocasionalmente.
Una noticia realmente impactante.
Cierto día, recibe una llamada del asilo y, pensando que su madre estaba aburrida y quería hablarle, duda en contestar. Sin embargo, termina contestando el teléfono y la noticia que recibió lo dejo impactado. Su madre estaba en su último suspiro y lo necesitaban en el asilo inmediatamente. Al llegar, su hijo no aguanta el remordimiento y le dice que le pida lo que sea, él lo haría por ella. Su madre le dice:
“Por favor, coloca ventiladores en cada esquina de este asilo donde pasé tantos años. Además, ayuda al asilo a conseguir donaciones para conseguir refrigeradores. De esa forma, los que quedan y los que vendrán no comerán comida casi dañada por falta de refrigeración. También, solicita ayuda a las autoridades, muchos del personal no están capacitados para atendernos. Hazlo por mí, hazlo en memoria de tu madre.”
Su única preocupación era su hijo
Su hijo no puede creer lo que sus oídos escuchan. Indignado, le pregunta a su madre por qué no se lo dijo antes, así lo hubiera hecho antes y ella no sufría tanto. Aunque su madre esperaba que dijera que se la hubiera llevado a vivir con él, a ella no le importó. Siguió diciéndole a su hijo lo siguiente:
“Con el tiempo, me acostumbré al calor y al hambre, aunque nunca pude superar tu abandono. Todos los días esperaba con ansias que me regalaras un minuto de tu tiempo, pero estabas muy ocupado. Ahora, el peor de mis miedos es que cuando tu llegues a mi edad, no puedas acostumbrarte al abandono de tus hijos. Le pido a Dios con todas mis fuerzas que eso jamás te pase a ti.”
¿Por qué los hijos no cuidan a sus padres y los abandonan en estos lugares? ¿Acaso no merecen ellos la atención de sus hijos? Tenemos la esperanza de que esta historia te haga reflexionar en el gran valor de tus padres. Muéstrales todo el amor y respeto que te mostraron a ti cuando estabas pequeño.
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