Kiersten Miles es una joven como otra cualquiera. La chica de 22 años, de Nueva Jersey (Estados Unidos), estudia una carrera universitaria y tiene una vida feliz. Pero cuando aceptó trabajar como niñera para los 3 hijos de George y Farra Rosko, jamás pensó que terminaría así.
Kiersten solo tenía que cuidar de los niños durante 3 semanas, pero fue tiempo suficiente para que se encariñara con Talia, la bebé de tan solo 16 meses. Por eso, cuando sus padres le contaron lo que le pasaba a la pequeña, Kiersten se quedó paralizada. Talia sufre una grave enfermedad llamada atresia biliar, que hace que su hígado no funcione bien. Según los médicos, era muy probable que la pequeña no superara los dos años de edad.
Una donación era la única forma de salvar a la pequeña, que entró en lista de espera en cuanto le diagnosticaron la enfermedad, pero no habían encontrado a nadie compatible. Al enterarse de esto, Kiersten no pudo quedarse parada esperando a que la adorable Talia pasase a mejor vida. Aunque la conociera de poco tiempo, ya sentía que formaba parte de su vida. Así que, tras pensarlo mucho, tomó una decisión y fue a contárselo a George y Farra. Los padres de la pequeña se quedaron atónitos ante la oferta de Kiersten: quería donarle parte de su hígado.
En un principio, los padres no estaban seguros de que Kiersten entendiera la seriedad de la situación: un transplante no es tan fácil como donar sangre, sino que se debe someter a una larga operación y pasar algún tiempo en el hospital.
Pero para la joven eso no era problema. Para ella, donar parte de su hígado era un sacrificio minúsculo si con eso podía salvar una vida. Así que, sin dudarlo más, y tras comprobar que era compatible con Talia, ambas se sometieron a la operación, que duró 14 horas. Ahora se recuperan favorablemente. Kiersten tendrá que pasar una semana en el hospital, y se le quedará una cicatriz de 12 centímetros. Además, no podrá volver a donar. Pero todo esto merece la pena si puede ver a Talia sonreír de nuevo.
Con un pequeño gesto, Kiersten ha salvado a una familia entera. El mundo necesita a más personas valientes como ella, que no dudan ni un segundo en hacer lo que está en su mano para salvar vidas. ¡Bravo por Kiersten!